Es para mí un espacio de entrega a una dimensión de indagación del mundo y de la vida, al que procuro entrar desde la intuición y la apertura, sin ideas preconcebidas más que el impulso necesario que me motiva a ir al taller a descubrir y experimentar.

Es como adentrarse en los sueños, que se intuyen tras velos misteriosos.

A través de las formas, colores y el acto creativo van definiéndose las sensaciones del momento, los pensamientos, deseos, memorias. 

Cuando consigo plasmar, me devuelve una imagen de la inmensa y cambiante realidad, una pieza más de un puzzle infinito, que integro en la construcción y de mi mirada y manera de estar en el mundo.